En su edición pasada, la sarcástica revista Barcelona tituló: ¡A cojer que se acaba el mundo!, lo cual, en opinión de este humilde blog, constituye un grave error de ortografía, puesto que la palabra cojer, que en la lengua argentina quiere decir fornicar, es decir, mantener relaciones sexuales, es decir, reproducirse, es decir, garchar, o echarse un polvito en una noche de primavera, viene del español coger cuyo sinónimo es agarrar o tomar, pero como esto a nadie le importa, es decir, a todos les chupa un huevo, y como la revista Barcelona es una revista de una calidad y creatividad bestiales, vamos a dejar esto de lado para hablar de ciertas situaciones sociales que nos suceden día a día.
Es toda una situación incómoda pronunciarlas, especialmente porque puede que se esté acostumbrado a escucharlas, y es imposible que cuando se las escuche, las neuronas, que tienen tantas conexiones entre sí, no las relacionen con lo que éstas quieren decir si se las divide por la mitad o si se las separa en unidades menores, plenas de sentido cada una de ellas, por lo tanto, cuando se las pronuncia, sin haber antes pensado que podían sonar de esa forma, ni que podían evocar en las mentes de los y las escuchas las imágenes que inintencionalemente presentan, siempre se siente un poco de vergüenza, se colorean los cachetes, y un breve sentimiento de arrepentimiento asoma por los pensamientos de quien las menciona. Y también es una situación más que incómoda, y totalmente inevitable, cuando se las escucha y, en el mejor de los casos, una pequeña diagonal se figura en el labio, como si se tuviera un siete de espadas o de oro, y en el peor, la carcajada invade el invade el cuerpo, lo cual descontenta al resto de las personas que participan de la charla.
Por ejemplo, ¿quién no tuvo que contener las risas cuando algún pseudointelectualoide hablaba de un movimiento de gran envergadura?. Y sí, lamentable y cómicamente, la expresión evoca ese órgano en ese estado en particular, lo cual resulta muy proclive a chistes de mal gusto o a una invitación osada.
Para volver a lo que nos compete, es todo un caso, puesto que antes, digamos unos diez años atrás, esta expresión podía usarse sin pensarse conexión alguna con ninguna acción, mientras que hoy, sin lugar a dudas, lo que nos compete suele traer a escena, o a colación, la acción oral que tantos videos no oficiales que circulan por la interné retratan de tantas actrices y modelos y gatos (es decir, acompañantes vip).
Otro caso polémico tiene justamente que ver con las controversias, con las peleas, con las disputas. Este último sustantivo que significa enfrentamiento o discusión, suele recordarnos cierto trabajo, que hay quienes dicen que es el más antiguo del mundo.
Recoger es un verbo que cada vez se usa menos y que también ilustra el tipo de expresiones de las que este post habla. Y es que, cada tanto, se lo menciona al hablar de la recolección de objetos, y se lo ha usado como chiste-piropo con connotaciones sexuales, por ejemplo, cuando uno propone algo como: ¿Querés jugar a la basurita? y ante el desconocimiento de dicho ejercicio lúdico y ante la pregunta: ¿cómo se juega?, la respuesta es picaresca: vos te tirás al piso y yo te recojo. Otro caso ilustrativo: acoger, que quiere decir dar hospedaje, aunque también quiere decir ¡a coger!.
Finalmente, el gran cantautor popular Ricardo Arjona, con su tono sentimental y melódico, ha notado que un sustantivo puede ofrecer un juego de palabras que, ante las miradas indignadas de los paquetes y paquetas que tanto se preocupan por el qué dirán, propone asociar dicho sustantivo con lo que sus primeras seis letras significan, si se las despoja del resto de la palabra, es decir la reputación.
Y sí, todas tienen connotaciones sexuales, puesto que la investigación para este post (tan importante para el análisis lingüístico del habla rioplatense), no ha sido exhaustiva, sino que se limitó a la espera del uso de dichas frases y expresiones, en charlas cotidianas. Si a alguien se le ocurre alguna otra, se agradecerá la colaboración.
¡Pero qué hidepú!
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