"Piola" es adjetivo controversial debido a que circuló siempre en las clases bajas y medias bajas, en clases medias medias y muy de vez en cuando en medias altas, pero es en la raíz del pueblo donde se usó siempre con mayor énfasis.
Su uso no se afianza en la lengua argentina sino hasta la década del setenta. El lunfardo de los años veinte y treinta no lo menciona en sus tangos ni el rock nacional en sus versos; es recién con la cumbia villera, cuando lo piola se vuelve bandera en nombres de grupos como Piola vago y Re piola.
Sin duda, emparentada con el sustantivo "piolín" -en casi todos los países del continente, su significado no excede el de "cuerda fina"-, según este colega trasandino, por sus pagos, "piola" abarca a alguien tranquilx y una "fiesta piola" es una fiesta "buena y tranquila, aunque depende mucho del contexto en que esté usada la palabra". En nuestro rancho, la construcción "fiesta buena y tranquila" es contradictoria, un oxímoron, como Groucho Marx dijera de la inteligencia militar.
Según la RAE: 1. adj. coloq. Arg. y Ur. Simpático, de trato agradable. 2. adj. coloq. Arg. Astuto, listo. / quedarse ~. 1. loc. verb. coloq. Arg. Quedarse al margen.
No podemos dejar que los hermanos y hermanas ibéricas sigan legislando nuestra lengua, doscientos años después de la revolución política y económica de nuestras burguesías de la madre patria. No podemos aceptar que "piola" sea "simpático" ni "de trato agradable", ni "astuto" ni "listo". No podemos aceptar que "quedarse piola" es "quedarse al margen". Quedarse piola es quedarse piola y ser piola es ser piola, ni agradable ni simpático ni que ocho cuartos.
El adjetivo tiene varios usos distinguibles. Por ejemplo, no es lo mismo "viajar piola" que una "merienda piola": el primero incluye comodidad, siesta y alguna charla piola con alguna desconocida; la merienda piola en cambio abarca chocolatada y facturas con abundante dulce de leche.
"Quedarse piola" puede ser "quedarse al margen", algunas veces "quedarse quieto o callado", si se está en la presencia de algún animal de caza, paloma o rati facho; puede ser "quedarse en paz, piola, echado en algún banco de una plaza".
Su mejor uso tal vez se recuerde en las palabras de Polín, el niño solo de Favio que decía por el '65: "Yo me la banco piola, si soy chorro, chorro de alma".
Tal vez de la literatura infantil: el "pibe piola", de Ziraldo, traducción del portugués "maluquinho".
Sin dudas, en unos años, el saludo "¿todo bien?" se volverá un "¿todo piola?". Ser un "piola bárbaro" es ser un "vivo bárbaro", pero el adjetivo "vivo" no adquiere los otros significados de "piola" y la mayoría de las veces alude a la feliz y trágica situación de "existir".
Un uso actual, cultural y comunicacional de "piola", lo encontramos en la la revista ¿Todo piola?, una de las pocas publicaciones de cultura marginal, surgida del ámbito carcelario, que busca develar lo oculto y denunciar la injusticia, al mismo tiempo que celebrar el no ser parte de la represión y despertar la conciencia de las víctimas de un sistema enfermo.
Un caso similar al de esta revista lo encontramos en la poeta Olga Guzmán, que desde el penal de Ezeiza ha logrado publicar un libro, con el apoyo de ciertos partidos "progresistas" y agrupaciones sociales en contra del encierro.
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